La cordura no tiene forma de pilar de mármol
y las almas cubiertas de hilos rojos
no son un indicio de culpa.
Casi de noche me gusta beberte
y precisamente de día esperarte cuando hay calor.
Parece que la memoria falla, ahora que bebo de mis manos,
esa imagen cristalina ya del pecho frío
del olor que no llegó del horno,
de las ganas que se secan en la brisa
con el ropaje de las yerbas de aroma,
que se fuman y no se sienten.
De un piso de granito
escondido en una huella,
un polvo de incienso pálido
reflejo de las ventanas abiertas
formas de versos callados
de vidas resplandecientes.
Donde mi poema no es un tema
sino el tema es el poema
mirando adentro de las aguas humanas
meditando con mantras atemperados
en la bañera con jabón usado
dónde el vapor no te quema y si te lava
versos en bandeja de hojalata
corazónes que duermen y se encuentan por la espalda
vértigo desesperado
pensando que llueve....
y no hay ocaso.
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